Nunca nadie me ha pedido que le hable sobre mi. Todo ese tiempo que ahorré me he dedicado a conocerme mejor. Ahora sé que no hay nada que contar.
Publicado el
Aislamiento
La lluvia es el sonido con el que la melancolía raída llora hondeante contra el marco de mi ventana.
Quisiera abrirla. Pero no debo. No puedo beber hasta que desaparezca tu tristeza húmeda. No oigo nada si oigo tus lamentos si te oigo sumiéndote en el desagüe de la noche.
Mi vista se vuelve alcalina mirando las gotas de plata que golpean el cristal, tu cuerpo inerte todo aquello que nos separa.
Muero apartado en esta vera por no poder morir a tu vera.
Quisiera yo empaparme de todos tus males, quererte ahogado en tu pena. Salir a buscarte en este pobre bote donde no quepo ni yo.
Por eso sigo, detrás de este cristal condenado a sufrir el frío de no encontrar tu calor en el calor. Viéndote cada vez más lejos hecho tempestad.
Arañando mi ventana maltrecha que se empaña quitándome otro poquito de ti con cada suspiro. Y sigo suspirándote, nublando tu rostro compungido porque no puedo abrir la ventana.