Aislamiento

La lluvia es el sonido
con el que la melancolía raída
llora hondeante contra el marco
de mi ventana.

Quisiera abrirla. Pero no debo.
No puedo beber hasta que desaparezca
tu tristeza húmeda.
No oigo nada si oigo tus lamentos
si te oigo sumiéndote
en el desagüe de la noche.

Mi vista se vuelve alcalina
mirando las gotas de plata
que golpean el cristal, tu cuerpo inerte
todo aquello que nos separa.

Muero apartado en esta vera
por no poder morir a tu vera.

Quisiera yo
empaparme de todos tus males,
quererte ahogado en tu pena.
Salir a buscarte
en este pobre bote
donde no quepo ni yo.

Por eso sigo, detrás de este cristal
condenado a sufrir el frío
de no encontrar tu calor en el calor.
Viéndote cada vez más lejos
hecho tempestad.

Arañando mi ventana maltrecha
que se empaña
quitándome otro poquito de ti
con cada suspiro.
Y sigo suspirándote, nublando tu rostro
compungido
porque no puedo abrir la ventana.

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